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Residencia

Juan David Galindo

Marta Sesé

Estrés de cantidad

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2020-2023

Estrés de cantidad

por Marta Sesé

La escritura de este texto1 trata, de algún modo, de replicar una de las metodologías de trabajo2 del artista Juan David Galindo (Un Juan). Se trata, entonces, de sumar capas, de aglutinar voces: la de quien escribe, la de Un Juan, la de los referentes teóricos y artísticos que resuenan en su cuerpo de trabajo —o que nos acechan inesperadamente por cualquier tipo de relación, por estrecha que sea— y la de los propios trabajos, que también emiten su voz desde un tono particular. Es así como, el texto, no pretende profundizar en los temas tratados sino más bien entregarse a acumular muchos de los inputs generados durante el proceso de escritura, a hacer acopio de todo aquel estímulo que, quizás en otro momento, en uno tranquilo y casi imposible de alcanzar, sí nos permita ahondar de un modo mucho más profundo en las complejidades de cada uno de los temas a los que el cuerpo de trabajo de Un Juan es capaz de apuntar. Como imagen: un explorador de internet con demasiadas pestañas abiertas.

En un sentido amplio, o tras una mirada más o menos rápida de barrido, el trabajo de Juan David Galindo visibiliza y proporciona opacidad a los marcos de poder y control que condicionan nuestra existencia. Desde la atención al gran paraguas: el capitalismo; hasta la observación del mismo concepto como un lugar de cruce de múltiples poderes y estrategias de control como pueden ser el consumo, la identidad ligada a las redes sociales o la productividad e hiperactividad que define el presente continuo en el que vivimos. Esta observación y análisis se realiza llevando a cabo distintos experimentos y dinámicas que tienen lugar en contextos específicos y que permiten, por lo tanto, dar cuenta de las violencias particulares y de lo que es intrínseco de los mismos. Ejemplo de ello la dan dos proyectos más o menos primerizos: Juerga preventiva (2016) y Acción el primero de mayo (2015). El primero consiste en delimitar un cuadrado en el espacio público e invitar a bailar una sola canción a un grupo de personas para, seguidamente, dispersarse. Un momento de ocupación efímera que concentra un momento de euforia colectiva y completamente excepcional. El segundo tiene lugar en el metro y consiste en llevar a cabo una acción habitual en el espacio privado, como es cortarse el pelo, en el espacio público. La acción genera una suerte de tensión en el ambiente que da cuenta de la violencia pacífica propia de estos entornos, donde la homogeneización del comportamiento señala-controla-vigila rápidamente cualquier excepcionalidad. Por analogía formal, Acción el primero de mayo me lleva a pensar en En todos los lugares a todas horas (2016)3, de María Sánchez, una acción en muy sutil en la que la artista, dentro del metro, se quita un solo cabello y lo deja sobre un desconocido sin que este se dé cuenta para, a continuación, hacer un breve seguimiento de si esa antigua parte de su cuerpo-identidad permanece o cae del nuevo cuerpo-soporte donde se encuentra.

Sobre el consumo-identidad-productividad

En Reificación (2016), pieza que supone un impás en la producción artística de Un Juan, el artista piensa sobre las implicaciones políticas y globales del consumo en cada una de nuestras acciones. En el videoensayo, él mismo despliega sobre el suelo de manera ordenada todos los objetos y vestimenta que lleva en un día cualquiera, a la vez que una voz narrativa nos da información sobre sus calzoncillos en un paseo por distintos materiales presentes en Internet. El cuerpo se convierte en ese lugar de encuentro de violencias que es el capitalismo y se pregunta ¿cómo es el proceso en que devengo un sujeto capitalista?4

Así mismo, en #menorca, 15 de agosto de 2020 (2020), Juan David Galindo genera un archivo a través de las más de mil fotografías que se subieron a la plataforma Instagram el día mencionado (a tener en cuenta la fuerte presencia de la pandemia COVID-19 en el año 2020) y con el hashtag especificado en el título. Esta acumulación da cuenta de un desplazamiento del álbum de fotos tradicional y de cómo los medios de producción y reproducción de imágenes actuales nos sitúan entre el amateur y el profesional, entre el consumidor y el productor cuya vida privada e íntima queda desdibujada. Todos estos datos demuestran, también, que la privacidad lleva ya un buen tiempo cotizando al alza. La noción de privacidad en Internet tiene algo (todo) de ilusorio y el uso de las tecnologías digitales facilitan, de algún modo, una estructura de control extremadamente sofisticada5. El archivo de imágenes de esta pieza da cuenta de cómo «sacar el móvil y tomar una fotografía hoy en día, más que un hábito se ha vuelto un tic, un acto reflejo. Pero este ‘cualquier cosa’ [en relación al registro de aspectos banales] no es tal, y no es tan inocente, estas ‘cosas’ conforman los fragmentos de nuestra vida privada. Subiendo estas imágenes estamos informando: el tipo de alimentos que consumimos, cuál es nuestro gato, cuál es la línea de metro que tomamos para ir al trabajo, a qué hora nos despertamos, etc. De tal modo que, este flujo de imágenes, que en principio estaban destinadas seguramente a ser compartidas únicamente con amigos, puede eventualmente transformarse en la fuente de nuestra vigilancia y del poder que se ejerce sobre nosotros. Por la simple razón de que no podemos controlar el destino final de la imagen digital ya no reparamos en el beneficio que puede sacar otra persona, servicio de inteligencia o empresario de esta documentación voluntaria de nuestras vidas»6.

En una conversación deshilachada y a destiempo le pregunto por Whatsapp a Un Juan, quien se encuentra a punto de subir a un avión: ¿Como una trampa enmascarada, en qué medida el consumo se vincula con la sensación de autogobernanza, la capacidad de decisión y la posibilidad de expresar una imagen o construir una autoimagen?

«Con un click puedes decir que acabas de dejar una relación, puedes decir que empezaste un grupo de estudio, puedes decir tus nuevos gustos musicales, puedes subir una nueva foto, puedes mostrar cualquier cambio que hayas hecho y que quieras mostrar. Para mí el problema es que se genera esta sensación de que tienes toda la vida al alcance de un click si tienes el dinero para poder comprarlo y esta sensación es falsa. Es decir, no todos podemos decidir qué podemos llegar a ser y, este proceso nunca deviene con un click».

Sobre la identidad-productividad-consumo

La construcción del sujeto y de la identidad digital (si es que se puede añadir con distinción este matiz hoy en día) es también una presente constante en el trabajo de Juan David Galindo, como siempre, en relación y cruce con otros aspectos que hemos ido mencionado. Dos proyectos significativos en este sentido son De Urobóros y quimeras (2017) y El Otro de Ellos y el Yo (2018). El primero consiste en una narración a través de vídeos apropiados de youtube en la que se explora la influencia de las redes sociales en la construcción del sujeto y las relaciones de poder que se dan en la idea de comunidad que propone internet. El segundo proyecto toma forma de archivo y consiste en la documentación, durante un año, de la publicidad que le propone el algoritmo de Facebook a Juan David Galindo. Este archivo funciona, entonces, como una suerte de autorretrato basado en la interpretación de datos que genera el algoritmo para ofrecerle al usuario productos y servicios adecuados a su perfil. Una suerte de intercambio en el que, a partir de informar sobre nuestros gustos y datos biológicos se nos devuelve un reflejo que nos invita a un posible consumo que satisfaga nuestra identidad. Lejos de fomentar particularidades y diferencias, la organización de estos datos suele organizarse mediante segmentos que propician una homogeneización de las estéticas y de las experiencias según el rango en el que nos situemos. Este conjunto de trabajos de Un Juan me han llevado a pensar en Sunset Potraits from Sunset Pictures on Flickr (2010-presente), un proyecto en curso de Penélope Umbrico en el rastrea todas las imágenes de puestas de sol de Flickr. Cada fotografía es tomada por un solo individuo en un proceso de afirmación de su sensibilidad y su individualidad ante un «momento único» que queda desdibujado en la masa del algoritmo y los criterios de búsqueda de la plataforma7.

Siguiendo la conversación con Un Juan, le pregunto: ¿Qué opinas de que las redes hayan propiciado una multitud de identidades en las que, supuestamente, sentirse reflejados? ¿existe una conexión entre las estrategias de generar posibilidades de identificación que propician estas plataformas y las del estado-nación?

«Me gustaría parafrasear a Mark Zuckerberg, que en un discurso de 2017 que dio en Harvard dijo algo así como ‘cada generación amplía los que consideran uno de los nuestros y, para nosotros, esa generación es todo el planeta’. Esta frase me impactó bastante. Me parece que habla de dos cosas, por un lado, de la idea de una construcción de un tipo de persona global propuesta por Silicon Valley. Por otro lado, también, Zuckerberg lo dice como una promesa, como una promesa de conexión de los humanos. Y también creo que esta construcción de sujeto de la que estamos hablando se presenta como una oportunidad para superar los viejos límites, tanto culturales, de tradición, sea de país o familiares, y se presenta como una nueva posibilidad para el sujeto para construirse de una forma nueva, globalizada, un nativo digital que está motivado, que puede trabajar, que es autodidacta, que tiene su propia empresa. Por otro lado, también me gustaría traer a cuenta el caso de Cambridge Analytica, en el que se demostró que varios partidos políticos estaban utilizando Facebook como herramienta para ofrecer diferentes tipos de publicidades a diferentes personas según el segmento-clasificación de los usuarios que lleva a cabo Facebook. En este sentido, es curioso porque este tipo de identidad de multitud que genera Facebook es, a la vez, una continuación del orden occidental moderno, pero a la vez es una evolución. En los dos casos, se trata de la cristalización de una identidad. Con cristalización me refiero a que, por medio de ciertos rituales, de ciertos objetos, se genera la materialización de una identidad en una persona o en un contexto social. La identidad nacional ya sabemos cómo actúa, desde los himnos nacionales hasta el orgullo patrio. Y, en el caso de Facebook, es la materialización de la personalidad en gustos. Los dos pasan por un proceso de fijación del ser en este devenir constante en el que vivimos todos los seres: que es el cambiar de un estado al otro. Tanto Facebook como una identidad nacional generan una idea de que hay un constante más allá. Podríamos pensar la estructura de unas taquillas, o una retícula en el que cada sujeto tiene un espacio para llenar su identidad, pero el espacio y la forma en que se llena es exactamente el mismo para todos. Una cosa interesante a analizar es un cambio que hubo en las redes sociales representado específicamente en Facebook que es la fijación o la relación de un perfil con una persona, con un nombre, una identificación, un teléfono. Imaginemos que hubiese redes sociales en las que pudiéramos inventarnos un avatar o una persona que no tenga ninguna vinculación con nosotros, con otro nombre, incluso imaginarnos de otras especies. Pero no, no es como han devenido las redes sociales. Justamente han devenido con la idea de identificar y dar seguridad a que uno es la persona que se está mostrando y esto es algo que incluso los estados y las organizaciones institucionales están empezando a utilizar: estas herramientas para pagar la renta, para viajar, para abrir una cuenta bancaria… ahí creo que hay otra relación: justamente la incapacidad de pensarnos diferentes a nosotros mismos y la relación legal de demostrar que somos nosotros mismos».

Sobre la productividad-consumo-identidad

Alimentar nuestra identidad digital y física, responder al imperativo de consumo que nos devuelve el reflejo de esta nos ubica en un presente continuo, extremadamente acelerado, que requiere nuestra continua atención. El ciclo de saturación, hiperproductividad, ansiedad, depresión y agotamiento es en el que se centra actualmente Un Juan en su investigación artística. Se trata, como en los casos anteriores, de una constante en sus proyectos, pero son dos los que muestran de un modo más directo este interés. Por un lado, Seasteading (2018), un videoensayo que reúne vídeos de playas paradisiacas como representantes de un anhelo de descanso y en el que el artista explora el sueño y el insomnio en un contexto de sobreproducción semiótica y saturación de estímulos. Por otro lado, Get into The Zone (2022), cuyo título responde a la expresión que utilizan algunos programadores para designar el estado de estimulación y concentración específico que permite la hiperproductividad. Este videoensayo reciente explora distintos estados neuropsiquiátricos derivados de la captación de atención para el trabajo y el ocio en las pantallas, tales como el déficit de atención por hiperactividad (TDAH), el síndrome de desgaste profesional, la hiperestimulación, la ansiedad y la depresión. Este nuevo régimen social que puede definirse desde la sobrecarga y la saturación es también una de las líneas de investigador del filósofo Franco Bifo Berardi, quien escribe: «El entero sistema de los medios de comunicación ha sido movilizado para expandir las promesas de disfrute, pero esta aceleración del flujo de información ha sobrecargado la capacidad de atención humana, posponiendo para siempre la posibilidad del placer, que terminó por volverse inalcanzable. Este régimen social llevó a la configuración de un nuevo régimen psicopatológico, el cual ha caracterizado a las últimas décadas: la era del pánico, la depresión y, en última instancia, la psicosis»8.

Por último, le pregunto a Un Juan: ¿Te sientes acelerado? ¿existe una relación entre tu productividad y la devolución que esta genera? ¿eres capaz de canalizar tu ‘exceso’ de energía hacia lo no productivo?

«Mi aceleración y el exceso de energía, aunque pueda parecer contradictorio, no siempre lleva a una mayor productividad. De hecho, muchas veces es todo lo contrario, es decir mi exceso de energía me lleva a ser improductivo porque mucha energía, sin poder ser focalizada, sin tener la energía para tener la atención es sumamente improductiva. Entendiendo la productividad como acabar algo que sea concreto. En este sentido, me parece interesante pensar como la productividad necesita un sujeto que no solo sea productivo, sino que esté focalizado, y para esto…no sé, por ejemplo, estaba pensando en si podemos pensar el efecto que tienen las diferentes sustancias en las personas, por un lado, los estimulantes ayudan a generar un mayor foco, desde el café hasta las anfetaminas. Pero también, estaba pensando, si pudiéramos hablar del sujeto-cocaína, pensando en los efectos que tiene la cocaína. Es un estimulante y a la vez un anestesiante. Me parece que esto habla bastante del tipo de construcción de sujeto que necesita el sistema para ser productivos, ¿no? Si todos fuéramos sumamente hiperactivos, a lo mejor no podríamos producir nada. Igual no podríamos dormir, nos daría ansiedad9. Precisamente se necesita una cierta carga de hiperactividad, foco y anestesia para poder sostener el estado productivo. En este sentido, la hiperactividad para mi tiene un gran vínculo con la precariedad laboral, que es la necesidad de tener cinco proyectos a la vez para poder llegar a fin de mes, poder tener el rédito en energía y economía que me permita satisfacer mis necesidades básicas de vivienda, abrigo, comida, ocio… Entonces, esto hace que la sensación de aceleración sea mucho más grande. También los ciclos de mucha energía generan un efecto que es el ‘ciclo del bajón’, por ejemplo, necesitar dormir un montón de horas para poder sostener una jornada muy larga de muchas actividades. No solo bajón a nivel de energía, sino bajón a nivel emocional, de sentir que lo que haces tiene un sentido. Entonces creo que procesos de hiperproducción energética vienen acompañados de procesos de depresión existencial, de no hallar sentido para esto. Y ahí es cuando me parece que hay un interesante estado en el que puede haber cierta renuncia a los estados productivos y pueden abrir ciertos procesos de autocuidado, de cambio de prioridades que me parece interesante. Allí veo una posibilidad de sacarnos el anzuelo de la hiperproductividad, de renunciar a ciertas promesas, a ciertos sentidos».

La renuncia a ciertas promesas que menciona Juan David Galindo se entrelaza directamente con las «promesas de disfrute» que mencionaba Bifo en la cita anterior. En este sentido, e invocando también el «preferiría no hacerlo» que pronunciaba Bartleby animado por Herman Melville hace casi doscientos años, termino recuperando un fragmento de un ensayo de Remedios Zafra sobre la potencialidad del parar, de desconectarse: «Considero que gestionar esta desconexión es una herramienta fundamental para el pensamiento libre hoy. Incluso cuando conlleva asumir un aparente fracaso, según el cual, si no lo das todo y en todo momento no vales, si no estás visible y productivo desapareces. Lo que sugiero es que la desconexión y esa suerte de fracaso en tanto renuncia, pueden ser puntos de anclaje para una posible emancipación. Recuperar el tiempo y rechazar la hiperproducción importa. Dejar de mirar la pantalla para mirar “al de al lado” importa, idear colectividad política importa […]».10

  1. El título es una referencia directa a una de las láminas que conforman la obra Víctimas del diagnóstico (2006) de Javier Peñafiel.
  2. Véase Get into The Zone (2022) de Juan David Galindo. https://www.unjuan.com/get-into-the-zone
  3. Véase En todos los lugares a todas horas de María Sánchez. https://vimeo.com/96473026
  4. Véase la investigación en forma de videoensayo del artista y arquitecto Diego Morera, Translating (with) Frank (2020): https://vimeo.com/465833008. En la misma se investiga alrededor de las implicaciones urbanas y productivas en el uso y consumo de aplicaciones muy presentes en nuestra cotidianeidad como puede ser Deliveroo para comprar comida. En la descripción del proyecto, Morera menciona también una eficiencia —temporal y acelerada— del algoritmo para optimizar la productividad, un aspecto que también se vincula con trabajos recientes de Un Juan.
  5. Véase José Luís de Vicente y Gema Galdón (eds.), Anonimízate. Manual de autodefensa electrónica, CCCB: Barcelona, 2014. Disponible en: https://www.cccb.org/rcs_gene/18-Anonimizate_def_CAST-ENG.pdf
  6. Alejandra López Gabrielidis, «Régimen de visibilidad y vigilancia en la era de la Identidad Digital», Revista Teknokultura,Vol. 12(3), 2015, pp. 473-499. Disponible en: https://revistas.ucm.es/index.php/TEKN/article/view/50385/47837
  7. Véase Sunset Portraits from Sunset Pictures on Flickr de Penelope Umbrico en http://www.penelopeumbrico.net/index.php/project/sunset-portraits/
  8. Franco Bifo Berardi, El tercer inconsciente: la psicoesfera en la época viral, Buenos Aires: Caja Negra, 2022, p. 14.
  9. En cuanto Un Juan menciona este aspecto, me acuerdo de [ASMR] Reading You To Sleep. Soft Spoken Relaxation About Affective Capitalism (2020) de Gloria López Cleries, un trabajo que puede vincularse directamente con la pieza Seasteading de Juan David Galindo mencionada anteriormente. Véase https://glorialopezcleries.com/ASMR-Reading-You-to-Sleep
  10. Remedios Zafra, «La expectativa cruel» en Marta Echavez, Antonio Gómez Villar y María Ruido (eds.), Working Dead. Escenarios del postrabajo, Barcelona: Ayuntamiento de Barcelona, Instituto de Cultura, La Virreina Centre de la Imatge, 2019, pp. 92-93.

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